Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.

Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.
"Sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos" (Salustio)

martes, 27 de julio de 2010

FEDERICO EN LA CARROZA DEL ORGULLO



El suplemento cultural del diario ABC anunciaba en portada el 17 de marzo de 1984 la primera publicación de los “Sonetos del amor oscuro”. El título del especial –“Lorca, sonetos de amor”- descuidaba sin embargo la palabra “oscuro” del título original. Un lector atento repararía en que el destinatario de las rimas era masculino, pero los artículos que incluía el periódico aquel día minimizaban esa posibilidad: unos relacionaban las referencias a la oscuridad con el “ímpetu indomable y a los martirios ciegos del amor, a su poder para encender cuerpos y almas, y abrasarlos como hogueras”, otros decían esperar que la publicación “contribuya a arrumbar ese muro de equívocos y maledicencias que, desde hace muchos años, se ha levantado en torno a la figura del poeta”. Lorca, en resumen, se refería al amor difícil, desesperado, torturado.

No sólo la academia negaba la identidad sexual de Lorca aún a finales del siglo XX. También los supervivientes de la Generación del 27 que “entendían” su vivencia, como Vicente Aleixandre, insistían a Ian Gibson, que el amor oscuro de Lorca “era el amor de la difícil pasión, de la pasión maltrecha, de la pasión dolorosa, o correspondida o mal vivida”. Hay que hacerse cargo: salir del armario no tenía entonces nada de glamour, y para llegar a la visibilidad actual han hecho falta muchas palizas, mucho escarnio, mucha lucha… y alguna vida que se quedó en el camino. Por su parte, Ian Gibson se esfuerza –en su último libro- en entender la incomodidad de la familia: explica que Francisco García Lorca no incluyó ninguna referencia a la homosexualidad de su hermano en “Federico y su mundo” –una publicación de 1980- confesando que a él mismo no le fue fácil aceptar la sexualidad de un hermano mayor que “no tuvo fuerzas” para soportar el “calvario de descubrirse gay en la retrógrada Irlanda católica”. Sin embargo, ha emprendido una cruzada por descubrirnos al verdadero Federico sin ningún tabú.

Academia, coetáneos y familia minimizan pues la homosexualidad del poeta, pero tampoco son –pese al paso de los años- las únicas restricciones: reediciones de “Poeta en NY” o “El público” siguen acompañadas de largas introducciones que –como ha denunciado Alberto Mira- evitan la homosexualidad como criterio interpretativo de la obra de Lorca. Hasta que Ángel Sahuquillo publicó en español su tesis -Federico García Lorca y la cultura de la homosexualidad, 1991- nadie había considerado imprescindible recurrir a la compleja relación del autor con su propia sexualidad para entender la obra lorquiana. En el libro se describe primero la brutal represión jurídica, religiosa y médica de la homosexualidad, un contexto que imposibilitaba a los autores homosexuales expresar abiertamente su auténtico sentir; y después se desarrolla su hipótesis central: que el tratamiento de temas como el silencio, el secreto, los sueños, las sombras, el fuego, la enfermedad, la muerte, el suicidio conforman un “código secreto” que encierra “los problemas y los gozos del amor homosexual”.



Decir eso en 1991 era una heroicidad, porque apenas tres años antes la celebración del centenario del nacimiento del poeta había permitido a Cela desear que “ojalá dentro de cien años los homenajes a Lorca sean más sólidos, menos anecdóticos y sin el apoyo de los colectivos gays. No estoy a favor ni en contra de los homosexuales, simplemente me limito a no tomar por el culo”. Sólo Maruja Torres tuvo la valentía de responderle con la misma verbigracia que el siniestro censor merecía: diciéndole que “es más digno tomar por el culo que lamérselo al poder, como Cela ha hecho tantas veces”. El caso es que el centenario dejó sin estudiar críticamente el componente homosexual de la obra del poeta, que la familia minimizó el tema tanto como pudo, y que la Fundación Federico García Lorca se alegró porque se había superado “la visión reduccionista del escritor como homosexual e izquierdista”. Pobre Federico. ¡Asesinado otra vez!

El Federico que Ian Gibson viene presentándonos desde hace años en sus libros, sin embargo, está marcado por su forma de sentir el deseo. Por eso toda ella muestra siempre empatía con todos los perseguidos: el gitano, el negro, el judío, el morisco que, como él decía, “que todos llevamos dentro”. Por eso, como testigo presencial del colapso de Wall Street, denunció la falta de caridad y la indiferencia hacia la pobreza; por eso “Poeta en NY” proporciona una visión desoladora y deshumanizada del mundo industrial, en el que el “hombre es una máquina productiva sin tiempo para la contemplación de la Naturaleza, de la cual vive brutalmente separado”. Ese compromiso, acentuado cuando –al regresar a España- se encontró la crispación política cotidiana que promovía la derecha contra la república, le valió campañas de descrédito durísimas, tanto contra La Barraca –despilfarro de dinero público, inmoralidad sexual, decían- como contra él mismo: la prensa de derechas le llamaba “el maricón de la pajarita”, o “Federico García Loca”. La misma basura retórica insultante a la que nos tiene acostumbrada la derecha aún hoy.



Conocemos bien al Federico militante y comprometido, al republicano convincente y convencido. Pero ahora Gibson ha ido más lejos y nos lo ha presentado “gay”. En cierto modo, es una provocación, un anacronismo algo forzado; pero que nos permite intuir a un Federico que no estaba serio, ni amargado, ni desconsolado, ni lloroso, ni sufriente. Antes del martirio, hubo un Federico valiente, rijoso, divertido, seductor, algo promiscuo, ocurrente, ingenioso, lanzado, muy suelto, amado y amoroso, follado y follonero... Es el que mantienen secuestrado los que renuncian a “hurgar en la intimidad del poeta” como si lo protegieran, cuando en realidad pretenden callarlo porque –siendo como fue faro de libertad- puede serlo hoy también.

sábado, 24 de julio de 2010

15 artistas son víctimas de la dictadura franquista contra la impunidad

ELS REACCIONARIS DE 1979 Y EL SEU ORDRE MERCATOCRÀTIC



En la darrera editorial del butlletí de Fent Història vaig proposar un text que agraïa a l'Octavi Mallorquí el curs que ens havia impartit sobre l'enfonsament dels règims comunistes de l'Europa de l'Est, aprofitant el vintè aniversari de la caiguda del mur. El 1989 també s'esquerdava el sistema de relacions internacionals que el mur simbolitzava; per això la meva proposta d'editorial deia que "els guanyadors de la contesa van iniciar aleshores una ofensiva propagandística que diagnosticava el final de la Història, i prometia prosperitat i democràcia per a tothom. Però malgrat que la caiguda dels règims comunistes havia estat, segons aquesta interpretació, una "victòria de la llibertat contra el totalitarisme", hem vist aixecar altres murs més alts que el de Berlín. (...) L'existència d'aquests murs fa pensar que aquella propaganda tenia trampa: si tant important hagués estat la llibertat en aquella lluita contra els règims presumptament socialistes, ara continuaríem lluitant per les llibertat de les nacions, de les dones, de les minories". I ja provocant afegia que ens preocuparíem també dels murs que s'aixequen per aïllar els palestins o per evitar el pas dels « espaldas mojadas ». El que volia dir és que aquell diagnòstic sobre la pretesa llibertat guanyada no era més que un argument legitimador de l'arbitrarietat del guanyador, i per això concloïa que "cap crítica al sistema esquerdat el 1989 pot ser intel•ligent si no serveix per reflexionar sobre el nostre, per enunciar la seva imperfecció, la que aquesta terrible crisi que patim manifesta. Els mateixos criteris exigents que ens feien jutjar aquell sistema autoritari i inoperant haurien de servir per millorar aquest sistema nostre, que no destaca ni per les seves aspiracions de justícia, ni per la responsabilitat els poderosos davant la societat, ni per la transparència en l'organització de l'economia".

A l’Octavi no li va agradar gens l’editorial. I amb molta prudència, com si no haguéssim discrepat mai, em demanava gairebé permís per puntualizar-me. És una sort tenir crítics d’aquesta alçada: polemitzant amb ells aprenem i millorem com a historiadors! Deia l’Octavi que més que un editorial historiogràfic, aquell text semblava un opuscle per al butlletí d'un partit tipus Iniciativa-Verds. No és el primer cop que no estem d’acord, ni que –malgrat tenir opinions ben diferents- en podem parlar sense enfadar-nos. Probablement té raó, tot i que em sorprèn que la denúncia del nou ordre neoliberal implantat amb violència –la desregulació i la deslocalització en tenen, i molta- no s’hagi establert com a fefaent, si no com a definitiva. Els llibres de Paco Veiga sobre les relacions internacionals després de 1945, els de Chomsky sobre la “segona guerra freda”, Fontana quan analitzava les tesis de Fukuyama, l'economista Joaquín Estefanía quan li explicava la globalització a la seva filla, o Vicenç Navarro quan desmenteix els arguments neoliberals contra l’estat del benestar semblen coincidir en relacionar l’enfonsament del món comunista i el triomf d’un neoliberalisme conservador molt perillós.



Malgrat això, l’ordre neoliberal havia nascut abans, el 1979. També ho he llegit així en un article del número 34 de la revista Foreign Policy: a La gran reacción de 1979, Christian Caryl comença dient que –si volem entendre el nostre temps- la data clau de partida no és 1968 ni 1989, sinó 1979. Aquell any va triomfar la “revolució islàmica” de Jomeini, els muyaidins afgans van aturar la invasió soviètica, Margaret Thatcher guanyava les eleccions, Joan Pau II pelegrinava a la seva Polònia natal i Deng Xiaoping inaugurava tímides obertures dels mercats xinesos. Quan es pregunta què tenen en comú aquests personatges, l’article respon que tots ells “se propusieron trastocar, cada una a su manera, el espíritu que definía su época, el orden progresista, laico y materialista que hasta entonces había dominado el panorama político (…) Sus movimientos no fueron políticos, sino rearmes morales que rechazaban con pasión lo que consideraban la decadencia, el malestar, el estancamiento y la asfixia” derivats de l’ordre “progre”. Tots ells van constituir un impuls contrarevolucionari, tots ells ataquen la visió progressista de que es pot arribar a un ordre polític racional, igualitari i just; tots ells denunciaven unes elits despiadades amb les creences tradicionals; tots ells van impulsar uns nous valors, més pragmàtics que utòpics. “Es clar que sóc reaccionària”, responia en un miting la Thatcher segons l’article, “és que hi ha molt contra el que reaccionar”. La seva política de privatitzacions i la lluita contra els sindicats la va convertir en una heroïna a imitar; l’any següent un cow-boy arribava a la Casa Blanca prometent “un amanecer en América”.

Què havia passat? Doncs que l’arribada dels sandinistes al poder a Nicaragua i l’atac soviètic a l’Afganistan van rearmar la por i els arsenals occidentals. L’arribada de Jomeini al poder a Iran va provocar aquell mateix any una “segona crisi del petroli” quan els països productors van embargar el proveïment a tots els aliats d’Israel. El clima d’histèria i terror davant les pujades de preus va desenvolupar la conciencia del cost de les matèries primeres, i les baixades de beneficis es van voler compensar amb reduccions del cost de la mà d’obra. Calia abaratir l’acomiadament i reduir les conquestes sindicals, eliminar la competència pública desmantellant les empreses nacionalitzades, reduir els impostos encara que fos eliminant l’estat del benestar. I per tal que l’estat no fos tan car, reduir el seu tamany (i les seves funcions) fins convertir-lo exclusivament en la força d’ordre que ha de protegir la propietat privada: així. El resultat d’aquelles polítiques són estats sense tantes competències, gairebé indefensos davant de les pressions dels capitals financers apàtrides, que volen cap a on les inversions són més rendibles. Són ells qui dicten les polítiques, les que amenacen els estats que no desenvolupen les polítiques econòmiques que els convenen. El futur del ciutadà ja no depèn de les decisions que prengui el govern que ha escollit. ¡En aquest sentit, com deia Iñaki Gabilondo en la seva editorial… la democràcia és morta i vivim una dictadura dels mercats!



ALGUNES LECTURES QUE EM VAN AJUDAR...

CHOMSKY, Noam: La Segunda Guerra Fría: crítica de la política exterior norteamericana, sus mitos y su propaganda. Crítica, Barcelona, 1984.
ESTEFANÍA, Joaquín: La Nueva Economía: la globalización. Debate, Madrid, 2000.
FONTANA, Josep: La història dels homes. Crítica, Barcelona, 2000.
FONTANA, Josep: Historia: análisis del pasado y proyecto social. Crítica, Barcelona, 1982.
NAVARRO, Vicenç: Globalización económica, poder político y estado del bienestar. Ariel, Barcelona, 2000.
VEIGA, Francisco; UCELAY DA CAL, Enrique; DUARTE, Ángel: La paz simulada, una historia de la Guerra Fría 1941-1991. Alianza, Madrid, 1997.

domingo, 11 de julio de 2010

UN DIA HISTÒRIC



Encara que els comptables a sou parlen de 50.000 manifestants, els que hem fet ús sovint del dret a manifestar-nos sabem que les dades de la guàrdia urbana -un milió- van ser superades ahir. Un cop més en pau, sense aldarulls greus ni vidres trencats, en convivència malgrat la discrepància, gaudint de la festa i d'un cel blau, integrant gent de tot arreu, com l'essència del país ha manifestat tantes vegades, els catalans vam omplir els carrers de Barcelona amb entusiasme i passió.

Tot sembla que iniciem un camí una mica més intrèpid, i toca acceptar que aquesta força indomable està farta d'Espanya. Perquè ha demostrat ser irreformable, apenes unes golfes plenes de coses velles aixafades per la pols. Perquè recentment s'ha mostrat incapaç d'aprofundir en les llibertats i ha demostrat que la seva tremolosa democràcia continua tutelada per gent sinistra que vetlla perquè res no canviï.



No crec en arguments místics, però si en el valor impecable de la voluntat majoritària. Em toca acceptar que toca fer un pas endavant. He de confessar que tinc per certesa infalible que alguns companys de viatge hauríen de ser esporgats abans que posin en perill un procés que ha de ser subtil i ha d'estar pendent dels matissos: em refeixo a miserables com els que van intentar agredir ahir el President de la Generalitat i se senten il·luminats per alguna força trascendent que els atorga el pressumpte dret d'assenyalar qui és el "botifler". La seva deixalleria ideològica no pot formar part de cap argumentari si volem enjegar la llibertat d'un poble, que es basa abans de res, en la llibertat dels individus que se'n senten part.



L'altre dubte que em queda és si els catalans de la cartera plena, tement que negocis, comissions, pianos de cua i llotges perillin, hauran telefonat ja: "Mi general", hauran dit, "esté atento" (en castellà, perquè sempre han conspirat així). A l'altre costat del telèfon hauran pres bona nota...