Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.

Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.
"Sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos" (Salustio)

lunes, 19 de abril de 2010

MÉS QUE UN LLIBRE DE FOTOGRAFIA!





Un llibre de fotografies no és, a priori, un llibre d’Història. Però sí pot ser una oportunitat per a l’historiador de despertar inquietud sobre els contextos que envolten les imatges i les investigacions que ens permeten interpretar-les. Un historiador no és un documentalista, però també contrasta les informacions. I pot equivocar-se com l’arxiver, però -a diferència de tots ells- li aporta a la fotografia un discurs que cap altre comentarista li pot aportar.

Primer de tot, valoració de transcendència. Tots els llibres de fotografies les tracten com a petites obres d'art, però sovint hi ha qui es limita a descriure-hi objectes, a identificar espais, o –en el millors dels casos- a parlar del desenvolupament urbanístic que il·lustren. Dins "Sabadell, una memòria popular"Luis Pizarro, amb una bibliografia acurada i selecta, i breus peus de foto, crida la nostra atenció sobre diferents aspectes de la difícil vida quotidiana dels obrers del Sabadell tèxtil: el difícil proveïment d'aigua, les vagues, les mútues, l’analfabetisme i la lluita per l’educació.

Aquest és el segon encert del llibre: una preocupació per les persones que no sempre demostra l’esperit col·leccionista dels llibres de fotografies. Abans de convertir el llibre en un catàleg de carrers, fonts i veïns –que de vegades també hi són, però que no poden omplir les expectatives dels qui, no coneixent Sabadell, ens hem acostat al llibre buscant-hi retalls del passat- Luis Pizarro ha preferit presentar-nos pinzellades d’història social o cultural –les “reflexions saltironejades” que promet la introducció- per suggerir per què es retratava què i com, i amb quina intenció, per què allò era important...

Així doncs, no solament hi ha cares allades, adobades pel sol, la feina i la fàbrica: hi ha una reivindicació del patrimoni fotogràfic, i una reclamació de la capacitat de les classes subalternes de crear la seva pròpia cultura: hi surten sardanistes i curanderos, espiritistes i esperantistes, carnavalers i marianistes, barraquistes i esportistes. Trobem xifres del treball femení a les cotoneres que obliguen a reflexionar, un sarcasme denunciant l'explotació infantil (“millor pensar que el vailet no ha participat”), interpretacions de les fotos de parella, referències significatives als conflictes (1902, 1909, 1917...), fotografies que mostren una activitat fabril i febril que gairebé permet “sentir el vapor de les planxes a la cara, olorar el midó”. I reflexions historiogràfiques que plantegen “el paternalisme de la política laboral del franquisme com a continuador de les colònies”. En definitiva, un llibre interessant, i interessat per les persones, protagonistes del que ha passat que miren l’objectiu de la càmera esperant ser objectiu de molts estudis

PRESENTACIÓ, AVUI, 19 D'ABRIL, a les 19 h.
ABACUS-SABADELL
C/ de les Tres Creus, 86-66

sábado, 10 de abril de 2010

LA ARMH, POR UNA DEFINICIÓN REAL DEL FRANQUISMO EN LA REAL ACADEMIA DE LA LENGUA




El diccionario de la Real Academia de la Lengua tiene una definición del franquismo que oculta la violencia de la dictadura y los numerosos crímenes cometidos por quienes planificaron, apoyaron y lucharon por el éxito del golpe de Estado del 18 de julio de 1936. La RAE define el franquismo como un "movimiento político y social de tendencia totalitaria, iniciado en España durante la Guerra Civil de 1936-1939, en torno al general Franco, y desarrollado durante los años que ocupó la jefatura del Estado".

Definir el franquismo como un movimiento de tendencia totalitaria es ocultar la naturaleza extremadamente violenta del régimen, las numerosas violaciones de derechos humanos: los 113.00 desaparecidos, los 500.000 exiliados, los 400.000 detenidos ilegalmente, las decenas de miles de desterrados, torturados, las miles de mujeres humilladas públicamente, los miles de ciudadanos expulsados de sus trabajos y de sus puestos en la administración por sus ideas o los miles de niños robados de los brazos de las presas republicanas y entregados a familias del régimen.

Por eso, la definición de franquismo que tiene el diccionario de la Real Academia es un ejemplo de negacionismo y esa ha sido la razón por la que te invitamos a ayudarnos a elaborar una definición que refleje verdaderamente la violencia de la dictadura y las violaciones de derechos humanos cometidas por ella que fueron una de las políticas esenciales del régimen.

A través de la página web de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica propondremos una votación de las mejores definiciones que nos lleguen y las seleccionadas le serán entregadas al director de la Real Academia, Víctor García de la Concha. Puedes remitir tu definición a: culturaconmemoria@gmail.com

AN INJUSTICE IN SPAIN: editorial de The New York Times (8 d'abril 2010)



Spain’s best-known investigative magistrate, Baltasar Garzón, is now being prosecuted in a politically driven case that should have been thrown out of court.

Judge Garzón is charged with ignoring a 1977 amnesty law when he decided to investigate the disappearances of more than 100,000 people during Spain’s 1930s civil war and the decade of Francoist repression that followed. The charges were brought by two far-right groups who fear an open investigation of the Franco-era record. Unfortunately, one of Mr. Garzón’s fellow magistrates sustained the complaint and brought formal charges this week.

As a result, he will now be suspended from his duties pending trial. If convicted, he could be barred from the bench for up to 20 years, effectively ending a career dedicated to holding terrorists and dictators accountable for their crimes. That would please his political enemies, but it would be a travesty of justice.

The real crimes in this case are the disappearances, not Mr. Garzón’s investigation. If, as seems likely, these were crimes against humanity under international law, Spain’s 1977 amnesty could not legally absolve them. The suspected perpetrators are all dead, and Mr. Garzón long ago halted his investigation, passing jurisdiction to local Spanish courts in the areas where the victims were exhumed.

Mr. Garzón is a fearless and controversial prosecutor who has made many enemies over the years. He has brought cases against Basque and Al Qaeda terrorists, powerful Spanish politicians, Latin American dictators and Russian mafia thugs.

High-profile cases, like his bid to try the former Chilean dictator Augusto Pinochet, appeal to him, and sometimes he overreaches. But his consistent goal has been to deny impunity to the powerful and expand the scope of international human rights law.

Mr. Garzón should be allowed to resume that work at the earliest possible date. Spain needs an honest accounting of its troubled past, not prosecution of those who have the courage to demand it.

jueves, 8 de abril de 2010

MANIFIESTO DE APOYO AL JUEZ GARZÓN: es urgente firmar en facebook y movilizarnos hoy!

























El juez Baltasar Garzón ha ejercido una justicia de forma continuada y valiente durante veinte años en la Audiencia Nacional, comprometida con la defensa de los derechos humanos en España y en el mundo contra dictadores, terroristas, corruptos y enemigos de la democracia.

El juez Baltasar Garzón ha sido uno de los principales promotores del desarrollo en España del principio de Justicia Universal.

El juez Baltasar Garzón es víctima de una campaña promovida por sectores de extrema derecha, Falange Española y Manos Limpias, con una sorprendente connivencia de algunos sectores progresistas.

El proceso contra el juez Baltasar Garzón es en realidad un juicio sumario contra los defensores de la Democracia, la Justicia y los Derechos Humanos y a favor de la impunidad de crímenes muy graves de carácter internacional.

El juez Baltasar Garzón está siendo juzgado por una sala del Tribunal Supremo en la que la mayoría de sus miembros juraron lealtad al Movimiento Nacional del franquismo.

Una sentencia adversa al juez Baltasar Garzón, tras agotar las instancias judiciales españolas, acabaría probablemente con una superior sentencia condenatoria del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra el Estado español.

El juez Baltasar Garzón representa el modelo de justicia basado en la defensa de los Derechos Humanos conforme con su Derecho Internacional que millones de ciudadanos y víctimas reclaman en todo el mundo.

Ya en 2008 el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas recomendó al Estado español la derogación de la preconstitucional Ley de Amnistía de 1977.

Este caso vuelve a demostrar la necesidad de la Justicia Internacional. Incluso España, el país que intentó procesar al dictador Pinochet, es incapaz de juzgar su propia dictadura. Y quien lo intenta, es juzgado por ello.

(Acabo de adherirme en facebook a las concentraciones de esta tarde. No puede ser que la democracia siga secuestrada por la derecha. Ojalá pudiera estar hoy en Madrid para asistir!)

martes, 6 de abril de 2010

ARTE DEL PODER, PODER DEL ARTE Y SEDUCCIÓN RENACENTISTA



La exposición “El arte del poder” examina la relación entre la Real Armería y la colección real de pintura, germen de los fondos del Museo del Prado, donde se puede visitar hasta el 23 de mayo. Una armería no es un arsenal: alberga armas de lujo y por tanto se convierte en un signo de rango aristocrático. Con su colección de armaduras, el príncipe ostenta magnificencia y demuestra su reputación: “ningun otro objeto”, dice el programa de mano, le permitía “mostrar sobre si mismo todo su poder”, porque –aunque “remitían a la mentalidad caballeresca medieval”-, las armaduras introdujeron durante el Renacimiento todo “un nuevo vocabulario decorativo con referencias a la antigüedad clásica para emparentar a sus propietarios con los antiguos emperadores y legitimar así su poder político”.

"El arte del poder" ilustra ese uso propagandístico mostrando conjuntamente armadura y retratos: así es como el rincón dedicado al emperador Carlos que reúne su retrato en Mülbherg y el maniquí –caracterizado, pertrechado, montado y galopando- emociona a fetichistas impenitentes y apologistas del imperio. ¡No en vano, del mismo modo que la armadura ejercía de spot entonces, hoy la exposición puede ser leída con cierta inflamación! Sin embargo, el discurso expositivo es impecable.



El catálogo de la muestra, al explicar la gran obra de Tiziano, recoge la sugerencia de Pedro Aretino de evitar “referencias a la Fama o a la Religión” que pudieran presentar al emperador como el arrogante vencedor de sus súbditos protestantes –muchos de cuyos príncipes habían prestado la ayuda debida a su señor- o como el campeón católico (ya que al mismo tiempo que se luchaba contra la Smalkalda se negociaba el Ínterin, cuya publicación, intentando conciliar a los protestantes con la iglesia, cerrará la Dieta de Augsburgo al año siguiente).

El cuadro minimiza pues el conflicto religioso representando al emperador como el “milites christiani” de Erasmo. Con el rostro inexpresivo y una contención estoica, Carlos aparenta el plausible emperador de todos y supera así la quiebra política que la controversia religiosa representa para sus estados: retrato ecuestre como el del “filosófico” emperador Marco Aurelio, gesta heroica como si de un Hércules cristiano se tratara, Elba al fondo cual Rubicón de César...

El análisis de la famosa pintura de Tiziano es sólo un ejemplo de la cuidada selección textual de la muestra, que tampoco satura de piezas: todas son valiosas, la decoración es sobria y elegante, y el discurso expositivo es muy didáctico gracias a la secuencia cronológica. Sin embargo, la claridad y la brillantez con la que se analiza la representación carolina contrasta con otros temas que quedan confusos. Para empezar, no se entiende por qué se produce la crisis del modelo de representación que tan bien describe al comienzo. Si bien la artillería convierte la armadura en obsoleta, como se dice en un panel, hay que recordar que su introducción venía cambiando el arte de la guerra ya desde tiempo atrás; por tanto esa explicación no justificaría el uso de armaduras con posterioridad y profusión por parte de Luis XIV. Quizá se debería reflexionar sobre la sacralización de la monarquía durante el siglo XVII, que permitiría abandonar la legitimación belicosa: ese proceso explica que, mientras a Carlos V casi se le da por muerto en el transcurso de la refriega por Argel, Felipe II llegó tarde –por los pelos, aunque a tiempo de lucir su armadura- a San Quintín y... ¡se acabó! ¡Ninguno de sus sucesores pisó ya un campo de batalla!



Tampoco se aclara el sentido de las cesiones y préstamos de piezas de la Real Armería a personalidades de la nobleza que llegan a retratarse con las joyas más preciadas de la colección. El asalto al poder de la nobleza durante el seiscientos quizá tenga algo que ver con eso, lo desconozco, pero en cualquier caso eché de menos una explicacion convincente para el fenómeno. Finalmente, se asigna a Felipe II un cambio del modelo de representación y se ofrece el retrato que le realizó Sofonisba de Anguisola en 1574 como ejemplo de legitimación del monarca como “primer burócrata del reino”. Ni la estricta etiqueta borgoñona, ni la consideración del trabajo administrativo, ni el tamaño y autoría del retrato, ni el rosario que sostiene el rey en la imagen, permiten rematar la tesis “propagandística”. Es más: apenas tres años antes la visión oficial de la monarquía representaba a Don Felipe acorazado, celebrando Lepanto y dando gracias por el nacimiento del malogrado infante Don Fernando.

Por lo demás, la exposición resulta deliciosa. También a mi me sedujeron especialmente las salas dedicadas al emperador Carlos, aunque creo que deberíamos evitar tanto entusiasmo en la recreación renacentista. Admitir que el renacimiento apenas fue aquí un lavado de cara fugaz no es fácil, por lo que acabamos copiando la propaganda imperial carolina en los rincones de nuestros museos. En realidad, me temo que lo que quedaba del humanismo marchó junto al emperador, camino de Europa, en su equipaje; y a juzgar por cómo se trataban los asuntos de importancia, debió caber en una sóla maleta. Se me podrá responder que el renacimiento dejó huellas: la Casa de Pilatos del Marqués de Tarifa en Sevilla o el sepulcro de Ramon Folch de Cardona en Bellpuig demuestran que el arte “all’antica” sedujo a parte de la nobleza, y que una generación entera de diplomáticos (Diego Hurtado de Mendoza), humanistas (los Valdés), funcionarios (Cobos) o escritores (Garcilaso) se dejó alma, corazón y vida en los coqueteos humanistas del emperador. Lo admito, aunque nadie puede cuestionar que las formas de devoción íntimas, reflexivas o místicas -propias de la sensibilidad religiosa del humanismo- fueron pronto perseguidas...



Empujaremos hacia adelante este país el día en que, lejos de celebrar las sofisticadas filigranas que embellecían un casco como el de la foto para aplaudir el eco del Renacimiento, nos atrevamos a exponer qué quedó en Castilla mientras Don Carlos corría por Europa: nobleza rancia, mayorazgo, Mesta, privilegios, inquisición, intolerancia, censura, hogueras, pecheros hambrientos, una piedad desbordada hasta la superstición, y el rastro dorado –pasajero y ensangrentado- que dejaban los tesoros americanos camino de los bancos genoveses. Nuestro entusiasmo –justificado- al salir del Museo del Prado y la Real Almería contrasta con el de Erasmo; donde nosotros nos felicitábamos por el “delicioso Renacimiento” expuesto, Erasmo respondía a la invitación complutense de Cisneros con un “Non placet Hispania”. ¿Y quién sabía más de renacimientos?