Un espacio para el encuentro con historiadores y apasionados por la Historia. Con los que se emocionan con la polémica historiográfica, con la divulgación o la investigación. Y creen en la Historia como instrumento de compromiso social. Porque somos algo más que ratones de biblioteca o aprendices de erudito. Porque nuestro objeto de estudio son personas.
Ferran Sánchez: Història. Divulgació. Docència.
miércoles, 27 de junio de 2007
EL POLICÍA DE FRANCIA Y EL AGUA DE MAYO
Víctor Hugo llamó Napoleón El Pequeño al vértice del Segundo Imperio y el tiempo dirá si Nicolás Sarcozy merecerá un apelativo parecido o si corregirá la desorientada trayectoria de una Francia desazonada ante los vertiginosos cambios del mundo. ¿Será, como decía Jean Tulard en Napoléon ou le mythe du sauveur (París, 1977) un recurso más de los franceses en tiempos de crisis, como fueron antes Bonaparte, Luis Napoleón, Thiers, Clemenceau o De Gaulle?
Nací el 10 de mayo de 1968 en una España sombría y gris (empañada de un silencio sospechoso) mientras en París se contestaba con energía y sólidos argumentos –además de adoquines- un modelo de prosperidad deshumanizada e irresponsable que, hoy, el cambio climático nos ha demostrado que estaba equivocado. Las comparaciones son odiosas, y ésta en concreto empujó mi curiosidad, hace años ya, al libro de Sáenz de Miera El Mayo francés(Tecnos, Madrid, 1993)…
Quizá leer y nacer me impidan comprender qué diablos tuvo de malo el Mayo francés y por qué en su meeting final de campaña en París, Sarckozy fue entusiastamente ovacionado por decir que quería “pasar la página del mayo del 68 de una vez por todas”. La derecha sin complejos dice que allí nacieron el relativismo moral y político, y el final de los principios, diagnóstico con el que sus think tanks explican la falta de autoridad que sufrimos –dicen- los docentes en las aulas. Una sociedad envejecida corre a contrastar que nadie se levanta para ceder su asiento en el transporte público, percibe esa situación como armageddónica y, buscando en las certidumbres antiguas la brújula que necesita para navegar en el incomprensible mar de la globalización, aplaude las medidas que Nicolás I de Francia plantea: que los alumnos se levanten en señal de respeto cada vez que entre en el aula el profesor y que el tratamiento de “usted” se generalice en los centros escolares.
Como docente reconozco que los chicos carecen de contención y que a menudo contamos con pocos medios para ganarnos su respeto. Pero ni me gustaría que el aula se levantara cuando yo entre ni –aunque consiga llegar a ser un venerable ancianito- me tratase nadie de “usted”. Tampoco pienso que podamos asignar la responsabilidad de la presente y supuesta ausencia de valores a los graffiti escritos, con ingenio e ingenuidad, en las paredes del Quartier Latine…
El 68 introdujo nuevos valores, en eso no fracasó. La mujer cuestionó la desmedida autoridad del esposo, la familia patriarcal gobernada por un padre incuestionable dejó paso a otros modelos más abiertos, ecologismo y pacifismo adquirieron carta de naturaleza, y el principio autoritario en la enseñanza, aquella máxima de “la letra con sangre entra”, dejó paso a otros modelos hoy imperfectos por la presión de nuevas circunstancias, pero sin duda mejores que aquel. También la izquierda acogió la crítica inteligente del sistema de bloques y se distanció del monstruo soviético que aquel año encharcó de sangre las calles de Praga. Negar hoy el valor de la herencia del 68 equivale a negarle a la mujer el derecho al placer, sometiéndola de nuevo al deseo abusivo del hombre, convertir al pater familias en el rector moral de la vida cotidiana de una familia nuclear, restablecer –en definitiva- la impunidad de las autoridades que el 68 propuso destruir.
Negar hoy el valor de “los 68” (en plural, porque hubo muchos Mayos y muchas Pragas antes y después de aquel año) es también encubrir que el verdadero origen histórico de la disgregación de los valores (responsabilidad, esfuerzo, disciplina, contención, sacrificio, trabajo, reflexión, calidad, perfección…) no se forjó tanto en 1968 como en 1979.
La sustitución de esos valores por otros –beneficio inmediato, hedonismo consumista, placer industrial, pelotazo, oportunismo, narcisismo, culto a la conveniencia momentánea y pasajera, braguetazo- no vinieron tanto del Prohibido prohibir o del Sed realistas, soñad lo imposible. Me parece que su origen está más bien en máximas algo menos trabajadas y poéticas: coge el dinero y corre, don’t worry be happy, yo lo vi primero, sálvese quien pueda, tienes que mirar por ti, cuida de ti mismo, no te comas el coco… Mensajes acuñados en el casino neoliberal y en la sociedad de las oportunidades que nació de la “revolución conservadora”
Fueron Thatcher y Reagan los que abrieron un modelo basado en un individualismo salvaje e irresponsable, en el culto al placer, en la ley de la selva, en el derecho del más fuerte, en el darwinismo social… Son esos valores los que disolvimos en los biberones de nuestros adolescentes; son los modelos que sus padres les proporcionan los que reproducen, los del taxista que engaña al turista, los del empleado que estafa tiempo de trabajo, los del empresario que trilea con sueldos y contratos, los del político que miente con impunidad, los de quienes ostentan propiedades, los que especulan con pisos patera, los que venden su vida privada y juzgan las de otros en televisión, los de la multinacional que deslocaliza porque antepone beneficio y reducción del coste a trabajo bien hecho y derechos humanos.
Cuando Margarita Thatcher, aquella bruja de moral victoriana y traje chaqueta metálico, decía en aquel discurso que “es nuestro deber celebrar la desigualdad y asegurarnos de dar proyección al talento y la destreza de los dotados” parió este Blade Runner en el que el mercado sustituye al estado, y el consumismo a las ideas. Señores ejecutivos agresivos: no le atribuyan a los soñadores fracasados del 68 el mundo de pesadilla y desconcierto que ustedes proyectan para forrarse. Es demasiado cínico aplaudir la invasión de Irak, sumirlo en el caos, y luego adjudicarle las bombas a la caduca izquierda que destronó la autoridad en 1968.
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3 comentarios:
MUY BIEN DICHO. HAY QUE SER FIRMES CON LOS IDEALES, RIGOROSOS CON EL ANÁLISIS HISTÓRICO Y DEBEMOS COMPRENDER Y DIALOGAR CON QUIEN NO PIENSA COMO NOSOTROS.
V.G.
LA PROPUESTA DEL "CACHITAS" SARKOZY SOBRE LA ENSEÑANZA NO APORTA NADA SUSTANCIAL AL DEBATE. ¿VOLVER A LA AUTORIDAD COMO REVULSIVO A LO QUE PASA EN LAS AULAS?, ¿¿A QUIÉN QUIERE TOMAR EL PELO?? ¡SE LE VÉ DE UN OPORTUNISMO POLÍTICO DESCARADO!, DICE LO QUE MUCHOS QUIEREN OÍR, DEMAGOGIA PURA Y SIN COMPLEJOS. ESA DISCIPLINA SUMISA QUE PROPONE ES PEDAGOGÍA DEL XIX, QUE FRACASÓ Y ESTÁ MÁS QUE REÍDA, DISCUTIDA Y TUMBADA. LO QUE PASA AHORA ES MÁS UN MOMENTO DE TRANSICIÓN EN LA DIALÉCTICA ALUMNO-PROFESOR QUE OTRA COSA, HAY QUE CREAR MODELOS NUEVOS QUE SE ADAPTEN AL EXCESO DE ESTÍMULOS CONSUMISTAS QUE RECIBEN LOS CHAVALES, A LA FALTA (NECESARIA) DE AUTORIDAD OMNÍMODA DEL PROFESOR, A UNA NUEVA MORAL DE CONVIVENCIA ESCOLAR QUE CUENTE DE UNA VEZ CON ELLOS PERO EN SU MEDIDA, Y QUE NO APLASTE AL MAESTRO, QUE LES HAGA PARTICIPAR EN SU APRENDIZAJE Y APORTAR, COMPROMETERSE. LUIS.
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